jueves, 6 de noviembre de 2008

UNA EXPERIENCIA DE CARME DÍEZ NAVARRO

Si hay alguien de quien podemos aprender, através de sus múltiples experiencias, esa es Carmen Díez Navarro, por ello me encantará ir dejando aquí impresas aquellas experiencias que considere que son importante compartirlas, este artículo es uno de los tantos, al que merece la pena dedicarle una lectura, pues para quienes estamos en contacto con los niños/as, tarde o temprano, nos tocará enfrentarnos a situaciones muy parecidas.

Espero que os guste.

MARI CARMEN DÍEZ NAVARRO

Hace años que vengo escuchando a los niños hablar sobre los temas importantes de la vida. Preguntan, comentan, hacen hipótesis, aventuran respuestas... y lo mismo están ocupados en averiguar cómo se nace, que «cómo te puedes salvar si se te estropea el corazón», o si «es verdad que todos nos moriremos de la muerte esa que dura toda la vida».

Yo soy mediano ahora.

Sí, y antes eras un bebé.

Yo no quiero ser viejo.

Pero eso es así. Primero naces y eres un bebé. Después creces y eres un niño, después un chico, luego un hombre, luego un viejo y después se muere.

¿Yo cuando me moriré

Faltan muchos, muchos añosÉ

Pero no quiero ser viejo, ni morir.

Pues eso es así, la vida es así.

¿Se puede repetir

No, se vive solamente una vez. Eso lo sabemos todos y hasta lo dice una canción.

Cántamela.

En otros tiempos me alegraba cuando sus curiosidades apuntaban a las cosas del vivir y me sobresaltaba cuando me preguntaban por la muerte, la enfermedad y otras tristezas. Hoy en día ya no tengo tanto miedo, porque veo que querer saber sobre las cosas que nos afectan a las personas forma parte de un crecimiento saludable. De modo que recibo, respondo y acompaño las reflexiones que se hacen, considerando que no es ni extraño, ni angustiante, sino de lo más normal, preguntarse sobre las pérdidas, los miedos, o las penas, cuestiones tan importantes en la vida, como las alegrías, los encuentros o el amor. Como sabemos, los niños en las primeras edades perciben y sienten los sucesos de una manera primitiva, narcisista, mágica, teñida de si mismos, pendiente del placer. De manera que viven como una especie de desastre cualquier dificultad, frustración, espera, contrariedad o displacer. Y si esto es así en las cosas más cotidianas, ¿cómo no va serlo en los hechos realmente duros que van a tener que elaborar de uno u otro modo ¿Cómo va a aceptar un niño la idea de sufrir, y mucho menos de desaparecer, cuando lo que piensa es que él es lo más interesante y magnífico de este mundo Por eso necesitarán compañía en el proceso, acogida a sus dudas y respuestas claras y verdaderas. El niño empieza a intuir la posibilidad de «la desaparición» desde las primeras ausencias de la madre, del padre, de los familiares, de los juguetes preferidos, de los deseos no satisfechos... Así que no le viene totalmente de nuevas el hecho de que «lo que está», deje de estar. Y que pueda comprobar y confirmar que lo que ya percibía desde que era muy pequeño, no es algo traumatizante, insano, ni imposible de asumir. Que comprenda y capte la realidad de la muerte desde su edad y su momento evolutivo no ha de implicar que tengamos que minimizar lo que pasa, que ocultarlo para evitar un sufrimiento (que a veces es inevitable), o que disfrazarlo de poético, de místico, de fantástico, o de infantil.

Hasta los tres años, más o menos, los niños desconocen la existencia de la muerte como tal, después se enteran de que hay algo que se llama «morir», pero piensan que tiene «vuelta atrás», es decir, que es reversible. Un poco más adelante van descubriendo que «los otros» pueden morir. Y a partir de ahí ya van captando que la muerte es un hecho que nos afecta a todos y que, además, es irreversible. Aunque para llegar a este punto, hoy en día, los niños se ven obligados a hacer toda una investigación, ya que no es fácil ver signo alguno de muerte a nuestro alrededor. La muerte «ha desaparecido» de las casas, de las calles, de la vida cotidiana. Sólo se la vislumbra en la televisión, o en la muerte de los animalitos domésticos, para los cuales aún no se han inventado tanatorios. Aunque sí algún que otro cambalache, como el que me contó el padre de una alumna, que llegó tarde a recogerla porque se había muerto el pez que tenían y «había tenido que ir a buscar otro igual para sustituirlo, para que la niña no sufriera».

El curso pasado, allá por el mes de octubre, se empezó hablar en mi clase de la muerte, siendo este tema una especie de estribillo al que los niños han acudido una y otra vez, buscando comprender y asimilar.

Mi madre está triste porque se ha muerto su abuelo, que es mi «bisa» y tendrá que verlo sólo en las fotos, porque los muertos ya no vuelven más.

Yo lo que no sé es cómo suben al cielo.

A mí me han dicho que luego se vuelven polvo.

Mis abuelos ya se han muerto los dos.

Mi abuela se está muriendo. Y tarda. Y no puede respirar. Mi madre la cuida mucho.

A los que mueren los entierran dentro de una caja brillante y muy bonita y luego los tapan con tierra.

Claro, para que no se les meta la tierra en los ojos.

Leyéndoles a los niños sobre las costumbres de los chimpancés, tema que les interesaba, salió a relucir que la vida de estos animales duraba unos cincuenta años. Ahí se oyó a Paulina, que decía en voz baja:

A mí lo que me gusta es morir y vivir.

¿Al mismo tiempo

No, morirme y luego moverme otra vez y vivir.

Pero eso no se puede...

Ya.

Yo ya sé que cuando me haga muy viejo, me moriré, dijo Roberto.

Y nada más nacer de la barriga pueden morir algunos también si están enfermos, dijo Marta.

También se puede morir de un atasco, dijo María.

¿Qué clase de atasco , le pregunté

Pues éste: hay siete perros en la barriga de una perra y nacen tres, pero se atasca uno, y se quedan tres dentro «muertos de atasco»..., explicó con todo detalle.

Yo ayer vi en la televisión que una señora chocó y se murió su bebé acabado de nacer. ¡Tan pronto nacía, tan pronto murió!, dijo suspirando Pili.

Lo que queréis decir con todo esto es que no sólo se muere cuando se es viejo, ¿verdad

Sí, porque «todo empieza y todo acaba», comentó en plan sentencia Paulo.

Y además «la naturaleza no deja que no mueras», añadió Martina.

«Así es la vida», dijo Jaume.

Tres buenas frases de calma y aclaración, que seguramente cada cual habrá recogido de sus padres o de su entorno próximo y que ayudan a ir pensando en el hecho del morir, que vertido en palabras, puede ser algo más «entendible».

Como habremos visto, en estas conversaciones aparecen sentimientos, ignorancias, deseos, preguntas, hipótesis, informaciones, experiencias. Entre personas es habitual hablar de lo que nos preocupa, de lo que ya hemos vivido, de lo que sabemos y de lo que no sabemos. Y considero que lo más razonable es dar paso a este interés de los niños sobre la muerte, de la misma manera que damos paso a sus preguntas sobre cualquier otra cosa. Pero en este momento se dan contradicciones muy señaladas en el tratamiento de las muertes «lejanas», (guerras, atentados, accidentesÉ), y en el de las muertes «cercanas». En el primer caso hay información excesiva, imágenes impresionantes, sangre, frases de impacto, repetición y hasta exhibición de las noticias. En el segundo hay silencio, ocultación, disimulo, tabú. Y el niño recibe mensajes siempre, ya sean dichos con palabras o con silencios, por lo tanto suele sentirse bastante desorientado ante nuestras pocas claridades.

Por un lado se le anima a interesarse por todo, a saber, preguntar, aprender y por otro - en torno al tema de la muerte - , se le pide que no se interese, no sepa, no pregunte, no aprenda. Más bien que se calle y haga como los demás, es decir, tapar, disimular, suavizar, o hacerse el bobo. Cosa prácticamente imposible para quien empieza a pensar, a sentir y a vivir a manos llenas. Así que el niño, aunque se le prohíba, o se le aconseje, sigue en ello. Ya sea sólo, o con los amigos. Ya sea tragándose sus miedos, elaborando sus propias hipótesis, inventando soluciones mágicas, o apuntándose a los mensajes consoladores recibidos para no padecer.

Cuando ha muerto alguien de la familia, o muy cercano, el niño nota que algo pasa, que hay seriedad, llantos, retirada de objetos, cambios en la casa, visitas, llamadas telefónicas. Él también siente pena, nota la ausencia de la persona que ha muerto y de la que a veces añora hablar largo y tendido, sin encontrar muchas veces interlocutores válidos. Optar por la vía de explicarles sencillamente lo que ha pasado, llamando a las cosas por su nombre, respondiendo a sus preguntas con claridad, conteniéndolos y apoyándolos en su pena, acompañándolos, acariciándolos, consolándolos y respetando su manera de «dolerse», o de distraerse, seguramente ayudaría a los niños a situar lo ocurrido en la tesitura de normalidad que debe tener, a no sentirse solos en la elaboración del hecho, y a manejar en compañía los sentimientos de pena, miedo, e inseguridad que suelen surgir. También les iría bien que se les ofrecieran vías de salida de la situación, ya sea jugando, dibujando, paseando, oyendo cuentos, e incluso haciendo alguna broma.

En la escuela a mí me va bien aprovechar la vida diaria para ir hablando del tema poquito a poco. Que si se ha muerto el escarabajo, que si han enterrado al perro grande de Elena, que si hemos encontrado un pájaro muerto. Pequeñas muertes que no duelen demasiado y que van preparando a los niños para tomar conciencia de que sí que existe «esa muerte que dura toda la vida». Como así es.

Mari Carmen Díez Navarro es maestra y psicopedagoga.
Artículo publicado en Información.es, el
Miércoles 30 de mayo de 2007.

PARA PADRES


Esta sección está dedicada a todos aquellos padres que quieran consultar sus preocupaciones, sus anécdotas, su manera de educar, creo que la relación padres-educadores, tiene que ser una interacción continua, el triángulo padres-niños-docentes, debe ser un triángulo de trabajo conjunto, de esta manera se creará un camino coherente en el aprendizaje de los que de verdad importan, en ese camino nos enfrentaremos con situaciones que nos sobrepasan, o con situaciones que si compartimos ayudarán a otros en su labor, una labor maravillosa, pero que nadie ha dicho que sea fácil, para ello y para todo lo que creais necesario, nace este apartado.


Free CursorsMyspace LayoutsMyspace Comments